Un sacerdote y una aguda lectora presentaron en la Biblioteca Nacional, la novela de Ángela Hernández.
Escrito por: José Rafael Sosa
Santo Domingo, República Dominicana.- Ángela Hernández Núñez, Premio Nacional de Literatura 2016, presento la segunda edición de su novela Leona o la fiera vida, en la sala Aida Cartagena Portalatín, de la Biblioteca Nacional, colmada de lectores, familiares y escritores, que siguen su obra.
La presentación de la novela estuvo a cargo de la lectora Yulissa Álvarez y el sacerdote Fray Jit Manuel Castillo de la Cruz, OFM, quienes destacaron el universo imaginario de Quima, el poblado de Jarabacoa en que acontecen los hechos protagonizados por una mujer, Leona o la fiera vida, en su segunda edición producida por Editorial Santuario.
Fray Jit Manuel Castillo sostiene que con Leona o La fiera vida, Hernández ha obsequiado un texto de una profundidad y de una belleza literaria pasmosa, que en muchos momentos alcanza verdades que podríamos considerar reveladas, por la penetración de su alcance y por la simplicidad y hermosura con que nos la comparte.
“Este relato refleja intuiciones cuánticas, maduradas en un proceso reflexivo de muchos años. Esta novela debió estar en la mente y el corazón de su autora desde que le dio por escribir” aduce el presentador.
Especula que la obra se debió empezó a gestar hace décadas, pero afortunadamente ha llegado en la plenitud de su madurez escritural. Porque con ello hemos ganado una joya literaria para nuestras letras, que goza de la genialidad del escritor consagrado sin perder la visceralidad de quien se inicia en el arte de escribir.
Castillo de la Cruz afirma que en la novela destaca por su magnífica estructura y por su burbujeante dinamismo. Veintiún capítulos repartidos en tres partes nos desvelan la ambición de su alcance.
El sacerdote destaco la ilustración de portada de la artista plástica, la impresión de Soto Castillo, la diagramación de Amado Santana y el diseño de portada de Cynthia Matos.
Yulissa Álvarez, en la segunda presentación de Leona o la fiera vida, alcanza una expresividad singular por el profundo conocimiento que evidencia del campesinado de la cordillera le permite escribir más allá del ámbito del costumbrismo.
Refiere que la novelista usa su flujo poético para dejarnos atrapados en Quima y que este imaginario está muy lejos de la idealización de la vida rural, alejado del costumbrismo.